Mi hija mayor ha empezado a descubrir los juegos online multijugador. Es una manera de entretenerse con sus amigas dado que no podemos tener mucha vida social en la calle. La pandemia ha agudizado el tema del uso de la tecnología y hasta en eso lo notamos.
Yo superviso los juegos a los que accede, de hecho, con la aplicación de control parental que tenemos instalada no es posible que ella se descargue nada sin mi consentimiento. Cuando quiere un juego en concreto me pregunta, vemos las condiciones del servicio, la edad a partir de la cual se puede acceder y las opciones de privacidad y permisos que requiere.
Si quieres saber cómo distinguir los juegos que son apropiados para la edad de tu hij@ puedes consultar este vídeo. En él se muestra el contenido apto para cada usuario por rango de edades.
Qué es lo que más me preocupa
Confieso que lo que más me preocupa de este tipo de plataformas, es la opción de contactar con otros. A través de servicios de mensajería y chat, cualquiera que participe del juego tiene la posibilidad de mantener contacto con otros, conocidos y desconocidos.
Es cierto que muchos juegos y la mayor parte de las redes sociales disponen de diferentes servicios según la edad del usuario, con el fin de proteger al menor.
Por ejemplo, no poder enviar mensajes si tienes menos de 14 años. Ahí tenemos que estar los padres atentos para introducir los datos correctos y no falsear, porque si no obviamente no sirve para nada ni estamos protegiendo a nuestros hij@.
Que sí, que probablemente él/ella nos diga que es un rollo porque no puede disfrutar del juego o red social en cuestión con todas las opciones (que son mucho más interesantes para él/ella, claro) pero…es lo que hay. Es el precio que tiene el darles acceso a la Red; una pequeña discusión a tiempo nos evitará males mayores.
Mi hija sabe que tan sólo puede tener conversaciones con personas que conozca en la vida real y de vez en cuando, entre las dos, supervisamos la lista de contactos para comprobar que no se ha colado nadie en ella que no conozca.
Y es que este tipo de plataformas son las idóneas para que gente indeseable se cuele en nuestra vida y nos pueda generar un verdadero problema. Por eso yo hablo con mi hija muy claro de los riesgos que hay, porque existen y porque son graves.
A qué se expone mi hijo
Como te digo siempre, una vez que damos el salto a la Red perdemos privacidad, en mayor o menor medida según nos expongamos, tanto los adultos como los menores, no hay distinción.
Sentado este planteamiento, lo ideal será que nos anticipemos al riesgo y lo minimicemos. Como adultos, tu y yo jugamos con la ventaja de la experiencia y la madurez. Sabemos cómo hacer frente a determinadas situaciones, en general. Pero si alguna vez dudas sobre cómo reaccionar, consúltame.
Pero ¿y nuestros hijos? ¿cómo saben qué actitud adoptar frente a una intromisión? Cuantas veces me habrá dicho «Mamá, ¿qué riesgo? si no hay ninguno, qué exagerada eres».
Para empezar su percepción del riesgo y de las consecuencias de una determinada situación es muy diferente a la nuestra. De hecho la mayoría de las veces no lo perciben. Por eso, su reacción es distinta …y por eso necesitan que les orientemos.
¿A qué riesgos puede verse expuesto mi hij@?
Dejando a un lado el tema del uso excesivo de las TIC, del que te hablaré en otro momento, te puedo decir que mi mayor preocupación lo generan los casos de ciberbullying, grooming y sextorsión. No voy a distinguir entre redes sociales y juegos porque en líneas generales, todas estás situaciones pueden darse en uno u otro espacio.
El tema redes sociales en casa aún no lo hemos tocado. Ella no siente interés alguno por ellas, pero con el tema de los juegos online recuerdo la última conversación que tuvimos: «pero mamá, que todos los jugadores son niños como yo» (me decía). «¿Estas segura, cariño? no tienes manera de saberlo, no tienes a esas personas delante para comprobarlo. De hecho, hay personas muy muy desagradables que utilizan estos juegos porque se pueden ocultar bajo la apariencia de niños y contactar con menores de edad como tú para hacer sus fechorías» (le contesté yo).
Y efectivamente, ella lo ha entendido, no sin asombro por lo que le decía y la norma de no hablar con desconocidos la cumple a «rajatabla».
De qué me estás hablando
Te hablo de que con el avance de las tecnologías, la delincuencia ha evolucionado y estos tipos asquerosos que antiguamente merodeaban colegios en busca de presas ahora lo tienen relativamente más fácil puesto que su modus operandi consiste en hacerse pasar por un menor.
Espían a sus víctimas a través de las redes sociales o juegos, obteniendo información de las publicaciones que hacen, contactando con menores fingiendo gustos similares o interés por las mismas cosas y cuando ya se han ganado su confianza suelen intentar un acercamiento personal. Te imaginarás con qué fin.
Es lo que se conoce como grooming.
Incluso el groomer puede llegar a conseguir fotografías íntimas o vídeos del menor e intentar entonces el acercamiento físico o incluso una «recompensa» por la devolución de ese material sensible. A esto se le llama sextorsión.
Si has oído hablar del sexting, esa práctica tan de moda de enviarse fotos con contenido sexual entre dos personas, te diré que no es constitutivo de delito alguno pero sí que puede dar lugar a situaciones de acoso y sextorsión, o incluso de pornorevenge , pornovenganza…ya imaginas de qué se trata.
Puede resultar comprometedor pero te toca tener esa conversación con tu hij@, hablar sobre estos riesgos y explicarle que si en algún momento se siente amenazado, intimidado o simplemente incómodo por la actitud de alguien lo primero que tiene que hacer es recurrir a ti.
Y entre los dos buscar la solución según el caso. Y si tenéis dudas…pues me preguntáis…
Por favor, edúcale en mantener segura su privacidad. La inmediatez que caracteriza a las app de mensajería y a las rrss en particular puede provocar efectos muy muy desagradables para tu hij@.
Imagina, por ejemplo, que una foto íntima suya acabe sin control entre personas con las que no quería compartirla; el daño emocional es tremendo.
Ciberbullying
Dejo para una última mención el ciberbullying porque es algo que dentro de las cosas que me preocupan ésta es de las que más.
Sé que sabes que es el acoso entre menores utilizando tecnologías. Los acosadores, abusones o como quieras llamarlo han existido siempre. El problema de ahora es la no desconexión.
Un menor acosado en el centro educativo cuando llegaba a casa, por norma general, sentía refugio.
Ahora no. El acoso va más allá. Es constante: en el cole, instituto, en redes sociales…
Es más. El acosador dispone de más mecanismos para presionar a su víctima: publicando fotos suyas en redes sociales, vídeos ridiculizándole, comentarios despectivos…a más medios más posibilidades.
Recuerda estar pendiente de tu hij@. Si tienes sospechas de que puede ser víctima de ciberbullying estate pendiente. Recuerda dar apoyo en caso de que pida ayuda y no minimizar la importancia que le de a lo que te cuente. Observa y actúa. No le dejes solo.
Mi fórmula, no sé si buena o no, si dará frutos o no, consiste en hablar con mi hija mayor (a la pequeña le tocará en su momento) y trabajar a diario en el concepto del RESPETO. Sí, el respeto es la base de todo. «Da libertad a los demás para que elijan sus gustos, aficiones o lo que sea que en cada momento decidan» le digo.
Intento trabajar con ella mucho el pensamiento crítico. Que no se deje llevar por ideas generadas por otros sin un beneficio general, que piense por ella misma y que su autoestima esté cuidada. Para mí es la única manera de que se convierta en una persona empoderada.
La educación de los hijos es un tema complicado, y el uso de las tecnologías por ellos en muchas ocasiones constituyen un problema añadido a nuestro día a día. Porque es así … a mi no me resulta fácil, en casa no somos perfectos ni lo pretendemos y por eso tenemos que trabajar todos los días en conseguir valores digitales. Pero aún resultando difícil y en ocasiones cansado merece la pena invertir tiempo en ello.
Recuerda que puedes dejar tu comentario si te apetece o incluso escribirme un email mediante el formulario de contacto. Estaré encantada de ayudarte.