
Te cuento hoy mi experiencia personal con el contenido dañino para menores que alberga la Red.
Que Internet es una tecnología global con todo tipo de contenido es algo que sabemos de sobra.
Y que es una tecnología de adultos lo repito cada vez que tengo oportunidad y en especial en mis sesiones sobre valores digitales.
Y ello por el simple motivo de que sabemos que los menores acceden cada vez con menos edad a la tecnología e Internet y debemos crear conciencia sobre la necesidad de acompañarles en ello.
Te hablo hoy en primera persona, porque en esa labor de educar a mis hij@s en el uso responsable de la Red yo también me encuentro con situaciones delicadas y/o problemáticas a las que he de poner solución.
Tipo de contenido dañino
Internet puede ofrecernos todo tipo de información, y de todo tipo de fuentes, más fiables y formadas o menos autorizadas para hablar de los temas en cuestión.
La realidad es que la información que circula no siempre es la deseable y la más «saludable» mentalmente hablando.
Pero como en el mundo físico, no todo lo que es susceptible de generar daño es delictivo. Y tenemos que utilizar nuestro espíritu crítico para descartar aquello que no nos es útil.
Sabemos que en la Red existen foros, chats o incluso webs en los que se publica contenido nocivo. A veces ese contenido es buscado por el usuario y otras veces nos lo encontramos de forma involuntaria.
En ocasiones, la pretensión de este tipo de publicaciones, de las personas que hay detrás de ellas, no es la de generar un contenido lesivo sino tan solo de normalizar determinadas actitudes o contenidos.
Pensemos por ejemplo en chats a favor de la bulimia o la anorexia donde se publica contenido en relación con estos temas. Quizás no se busque generar contenido lesivo sino normalizar este tipo de conductas por personas que tienen este tipo de trastornos alimenticios.
Pero sí que es cierto que en otras ocasiones el contenido publicado excede del sentido de normalizar una conducta.
Sea como sea, es necesario estar pendientes y supervisar de vez en cuando la actividad de nuestros menores por la Red, comprobar por dónde se mueven y comentar lo que sea necesario para orientarles correctamente.
Nuestra experiencia en casa
En casa no somos ajenos a este tipo de problemas.
Recientemente, con ocasión de un famoso juego online muy de moda entre los menores, descubrí una cantidad importante de videos en Youtube sobre cómo conseguir dinero de forma fácil para ese juego determinado.
Vaya por delante que tengo configurada la plataforma de vídeos con control de edad para que supuestamente no pueda aparecer contenido que no respete el límite de edad configurado (por ejemplo, 12 años).
Aun así nos hemos sorprendido en casa con videos que promueven conductas poco éticas para conseguir dinero en el juego online. Como por ejemplo, un vídeo en el que literalmente se anima a los menores a «sustraer» la tarjeta bancaria de los abuelos para realizar pagos con ella en el juego.
Qué hacer en estos casos
Es curioso como, ante contenidos tan nocivos, las propias plataformas optan por no eliminarlos porque en el fondo ese tipo de vídeos generan visitas y, por consiguiente, ingresos.
En este libro de Brian Krebs puedes encontrar más información sobre el tema si estás interesado.
Fuera de lo que hagan las plataformas o sitios web en cuestión, tenemos que plantearnos cómo actuar en casa. Tenemos que ir a lo práctico.
Básico y fundamental tener herramientas de control parental en el dispositivo del menor.
Puedes pinchar aquí para ver mi vídeo sobre el acceso al dispositivo del menor para que tengas en cuenta las cuestiones relativas al uso de las herramientas de control parental cuando el menor ha cumplido la edad de 14 años.
Siempre podemos limitar los sitios a los que pueden acceder con su dispositivo o en las mismas plataformas establecer controles por palabras determinadas.
Por otro lado, si nos encontramos con contenido que abiertamente puede resultar ofensivo, o de alguna manera nocivo, podemos denunciar dicho contenido ante la propia plataforma que lo aloja para que llegado el caso proceda a su retirada.
El problema en cuestión es que muchas veces no se hace a no ser que sea contenido explícitamente violento y ello bajo la premisa de la libertad de expresión.
La valoración de si un contenido es ofensivo o no depende en gran medida de un juicio de valor profundamente personal.
Aunque existen mecanismos para monitorizar contenidos en función de determinadas palabras clave lo cierto es que no es un sistema útil al 100% ya que bajo esa premisa se censurarían miles de artículos o publicaciones que sí podrían aportar algo positivo.
Un ejemplo: si bloqueamos contenidos en función de palabras como menor y sexo podríamos dejar fuera del alcance público estudios de fuentes acreditadas sobre el desarrollo del menor en ese plano, estudios que podrían ser interesantes a nivel médico, científico o sociológico.
Por tanto, vemos que la retirada de contenido no siempre es una manera factible de alejar a los adolescentes de publicaciones indeseadas.
Volvemos al punto de partida del proyecto de Mamá con hijos en la Red, proyecto de todos los papás y mamás comprometidos con la educación en valores digitales de sus hijos.
Lo fundamental es educar desde el preciso momento en que ponemos en sus manos un dispositivo con acceso a Internet. Enseñarles lo que está bien y lo que está mal.
No es peligroso ver un vídeo sobre sustraer la tarjeta bancaria a los abuelos; lo peligroso es normalizar esa conducta, que el menor crea que no tiene importancia.
Así que debemos entender que la educación en valores digitales comienza por la educación en valores sociales.
Educando a niños en el sentido del respeto, del espíritu crítico y la autoestima conseguiremos unos pilares fundamentales para adentrarnos en su educación digital.
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