Llevo días dándole vueltas al concepto de valores digitales a raíz de las sesiones impartidas recientemente sobre este tema, fundamentalmente a alumnos de ESO.

Debo decir que la impresión que me he llevado ha sido muy positiva.

Ya te he comentado en otras ocasiones que cuando hablamos de nativos digitales en referencia a nuestros adolescentes solemos confundir usabilidad con apreciación de los beneficios y riesgos.

Eso mismo he comprobado en estos días pasados: los menores saben usar la tecnología, saben sortear los «inconvenientes de uso» que les puede generar un determinado dispositivo o aplicación, pero no reparan en la dualidad beneficio/riesgo que les genera cualquier decisión, cualquier interacción que desarrollen en la Red.

Aun así, debo decir que su interés por la materia es elevado.

Quizás por los temas a tratar o incluso la forma de presentar las cuestiones de las que hemos hablado en estas sesiones, me llevo la impresión de que les ha resultado interesante y eso hay que explotarlo y aprovecharlo.

Mientras escribo esta entrada estoy asistiendo al Congreso Internacional de Derecho Digital, en el que referentes en este sector nos transmiten la preocupación por nuestra dualidad personal híbrida: entidad personal y entidad digital que conforman nuestra personalidad.

Y quiero comentártelo porque me gusta crear conciencia sobre el mundo en el que nos encontramos inmersos y al que están abocados nuestros hijos, queramos o no.

… a dónde vamos…

A una sociedad totalmente digitalizada, desde empresas hasta personas. Y ello implica oportunidades pero también riesgos: para nuestro negocio, para nosotros mismos.

Y lo que nos toca es ocuparnos en ello. Sí, ocuparnos, ponerle empeño en aprender y aplicar lo aprehendido.

Y enseñar…

Del mismo modo que creemos necesario proteger nuestra empresa debemos tomar conciencia y crear cultura sobre la apreciación de nuestros derechos como personas con identidad digital.

No quiero extenderme sobre los fundamentos de esta cultura de protección porque no es una entrada para ello.

Simplemente seguir ahondando en la idea de que hay que aprovechar el interés mostrado para crear conciencia y aprender con ellos.

…pequeñas aclaraciones…

Yo siempre digo que para enseñar primero tenemos que saber, y como padres tenemos esa responsabilidad.

Recientemente me comentaban padres con hijos que han superado los 16 años que tienen la impresión de que las jornadas en educación sobre derechos digitales están más orientadas a los que tienen hijos en educación primaria y a lo sumo hasta los 14 años.

Nada más lejos de la realidad. Y te argumento el porqué.

Evidentemente como padres tenemos una obligación innata de encauzar a nuestros hijos por caminos seguros y responsables, educando y dotando de herramientas para proteger del conflicto o saber resolverlo cuando ha surgido.

Y esto lo debemos poner en práctica desde que tienen cierta capacidad de entendimiento.

En la primera etapa del camino nos toca formarnos a nosotros para saber orientarles. Alcanzada por nuestros hijos una franja de edad más o menos determinada tenemos que empezar la labor de educación y supervisión.

A partir de los 14 años nuestros hijos tienen reconocida la validez de la prestación de su consentimiento en los servicios de la sociedad de la información, lo que no obsta para que entendamos que aún son menores de edad y respondemos por ellos civilmente.

Esto significa que ante cualquier ilícito penal o cualquier proceso judicial que pudiera iniciarse por actos realizados por ellos nosotros responderemos en lo que respecta a indemnizaciones por daños y perjuicios.

Pero no acaba ahí. Evidentemente llegada una edad determinada nuestros hijos salen de nuestra órbita de supervisión pero entiendo que no por ello debemos dejar de lado el apoyo.

Quizás seas de los que piensan que el tema ciberdelincuencia es algo lejano que no tiene cabida en tu mundo. Si es así te deseo suerte. La impresión generalizada es que todos vamos a ser objeto de ciberdelincuencia así que mejor no dejar estos temas al azar.

…mi interés…

Si trabajamos en valores digitales nos beneficiamos nosotros y transmitimos valores a nuestros hijos y a todo aquel que tenga contacto con nosotros. Reforzamos, en definitiva, nuestra identidad digital positiva.

El día de mañana, si tu hij@ o mi hij@ tiene un problema, quizás tú y yo no estemos en esa etapa de educar y supervisar que te comentaba antes pero ell@s sabrán que sabemos movernos digitalmente y quizás podamos echarles una mano.

Te diría finalmente que se trata en definitiva de crear cultura…y la cultura no entiende de edad. Todo aquello que nos eduque y nos desarrolle como personas debe ser bienvenido a cualquier edad, por lo que asumir valores digitales nunca debe ser dejado de lado.

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